Se fue Sofía Martínez, llegó otra igual, o peor

Era un hecho que Sofía Martínez Huerta dejaría el Poder Judicial. Fue el viernes, pero podría haber sido antes o bien, como se había comentado, en diciembre, al rendir su informe de labores.

Luego de diez meses de terror, en la que cultivó y cosechó enemigos. En los que gastó dinero a discreción, en los que no dio resultados y por el contrario, se agenció una lista interminable de líos, Sofía Martínez dejó el Poder Judicial tal y como llegó, escondida. Ya no era el as bajo la manga del gobierno y los diputados, fue un estorbo.

No sólo ella fue responsable. También fueron responsables los diputados que la eligieron sin imaginar que de asuntos judiciales no sabía nada. También fue culpable el gobernador Cuitláhuac García Jiménez que avaló su llegada al Tribunal Superior de Justicia del Estado de Veracruz (TSJEV). También lo fue su primo, Manuel Huerta Ladrón de Guevara que fue quien la empinó y sacó beneficios de ello, pues obtuvo un acta de nacimiento veracruzana, pese a que no nació en la Entidad.

También lo fueron cinco magistrados que –a base de billetazos- sin conocerla, la propusieron, cobijaron y eligieron en un fatídico mini-pleno el 2 de diciembre del año pasado.

Y después la dejaron hacer y deshacer. Lastimó y humilló a jueces. Despreció a magistrados más preparados y con carrera judicial. Designó a incondicionales para actuar a su antojo. Utilizó recursos para cualquier cosa menos para el mejoramiento del poder que estaba bajo su mando y como la canción de Emmanuel: “Todo se derrumbó”.

Ahora, sin el cargo y dando patadas de ahogado, planea recurrir a instancias legales para recuperar el cargo. Sinceramente, la señora expresidente no tiene dignidad. Quizá nunca la tuvo.

Quienes la empinaron ahora están a las carcajadas. Sí, costó trabajo pero la dejaron sola. Se creyó invencible y poderosa y al final, se quedó sin el cargo.

Lo que es peor es que esto no ha terminado para ella. Vendrá una auditoría y una investigación profunda sobre el destino de 60 millones de pesos que no se han comprobado. También vendrá el desenlace sobre los amparos de los magistrados Roberto Dorantes y Marco Antonio Lezama Moo. Su destino es la cárcel, el desprestigio, la inhabilitación correspondiente y por supuesto, el tintineo constante en su cabeza de lo que pudo ser, y no fue.

Peor el remedio que la enfermedad.

Sin embargo, tras el pleno, efectuado en un día inhábil, los magistrados que aprobaron la destitución de Sofía decidieron dar el cargo –un servidor lo había advertido- a Isabel Inés Romero Cruz.

Es un error. Muchos lo saben. Callan pero lo saben. La señora, fue electa por sus compañeros. Los mismos que quitaron a Sofía y que bien, en algún momento si se les ocurre, podrían quitarla a ella también. Están a tiempo.

Hace varios años, Isabel Inés Romero Cruz siendo secretaria de la Sexta Sala estuvo a un pasito de ir a la cárcel, por tantito. Decidió ocultar un amparo que había obtenido un preso y allí lo dejó en el cajón. Con esa acción privó al hombre ilegalmente de su libertad. Los magistrados Teresita Álvarez y Moisés Cuevas la descubrieron y la cesaron e inclusive, pidieron al entonces presidente del TSJEV, don Julio Patiño que la enviara a la cárcel. Isabel Inés Romero Cruz suplicó y logró que Patiño la enviara a un juzgado lejano hasta que se olvidara el asunto.

También tuvo que pasar el trago amargo de que estaba haciendo compañía al magistrado César Rincón en un motel cuando éste sufrió una embolia.

Lo que es peor, es que forma parte de ese enorme paquete de improvisados que logró imponer el gobernador Cuitláhuac García en los últimos meses. Trece en un primer paquete y posteriormente, seis en otro y la verdad, casi ninguno merece el cargo, si acaso uno o dos tienen cierta experiencia judicial.

No, la solución no es Isabel Inés Romero Cruz. No tiene capacidad y será peor que quienes la encumbraron sean quienes estén a su lado, pues se corre el riesgo de que también la empinen, como ocurrió en el caso de Sofía Martínez teniendo a su lado a Dionisio Gutiérrez García, su íntimo amigo.

El Poder Judicial requiere de personas con talento, conocimientos, experiencia y cuya actuar sea irreprensible. Ya basta de tanta escoria, ya basta de tanto improvisado, ya basta de subir a personas que sólo están dispuestas a ser manejadas por malandros que quieren el control del Poder Judicial.

Por supuesto que hay personas con mayor capacidad, pero la autoridad no sólo es ciega y sorda.

¡Quédate en casa!

Miguel Ángel Gómez Ruiz /RCK Noticias/Xalapa, Ver.

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